Si bien la tecnología ha sido de gran utilidad para que las mujeres puedan entrar en contacto, organizarse y difundir la lucha contra las desigualdades de género, esas mismas tecnologías han sido utilizadas para llevar adelante amenazas y extorsiones, difundir información sin consentimiento o realizar otros actos de violencia contra las mujeres.
Según datos de ONU Mujeres, la violencia contra la mujer afecta al menos a una de cada tres mujeres y niñas y se estima que a nivel global 736 millones de mujeres ha experimentado alguna vez en su vida violencia física o sexual por parte de una pareja íntima, o violencia sexual perpetrada por alguien que no era su pareja. Sin embargo, estos datos no incluyen el acoso sexual y algunos estudios nacionales muestran que la proporción puede llegar al 70 por ciento de las mujeres. Esta triste realidad se agravó aún más a partir de la pandemia del COVID-19 que comenzó en marzo de 2020, ya que se registró un aumento significativo de denuncias por violencia de género.
La Organización Mundial de la Salud define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia de género que resulte o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en el ámbito público como en el privado”.
Por su parte, cuando hablamos de violencia online, podemos tomar la definición de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, que comprende los actos de violencia de género cometidos, instigados o agravados, en parte o totalmente, por el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, plataformas de redes sociales y correo electrónico.
Lectura relacionada: Violencia digital: las formas más comunes de acoso en Internet
Si bien los tipos de agresiones que se ajustan a esta definición son muy amplios, me parece interesante la clasificación propuesta en un informe coordinado por Luchadoras (aquí un resumen). Con fines prácticos, decidí tomar las 3 formas de violencia más comunes que se mencionan en el sitio de Take Back The Tech!
Ocurre cuando se amenaza con revelar información difamatoria o perjudicial sobre una persona si no se paga un determinado precio. Vale destacar que ese precio en muchos casos no es monetario, sino que puede incluir favores sexuales o control emocional sobre la persona afectada.
Un caso especial es el de la porno venganza: cuando alguien publica contenido como fotos o videos sin el consentimiento de la afectada, ya sea para provocar humillación o vender el contenido a terceros. Tanto en el caso de que las fotos hayan sido obtenidas por hackeo, como por acceso físico a dispositivos o incluso por confianza, no debemos estigmatizar la práctica del sexting en sí. Todos y todas tenemos derecho a la intimidad y a poder desenvolvernos en ella con libertad. Violar esa intimidad es un delito, y las denuncias deben ser tomadas con seriedad; no debemos aceptar frases como: “es tu culpa” o “tú te lo buscaste” como respuesta a la preocupación de la víctima. Lo que sí es importante y se debe saber es que existen riesgos asociados y por consiguiente, se deben tener en cuenta las buenas prácticas de seguridad.
Lectura recomendada: Juguetes sexuales inteligentes: ¿qué tan seguros son?
El ciberacoso tiene que ver con el hostigamiento, humillación e injurias sufridas a través del uso de medios digitales. Comprende la suplantación de la identidad, creación de perfiles falsos online, e incluso la vigilancia a través de spyware o acceso a los perfiles de redes sociales. En muchos casos los atacantes se escudan detrás del anonimato e incitan su campaña de odio mediante el uso de hashtags y publicaciones para que sean compartidas por grupos de personas.
Al sufrir estos ataques, es conveniente bloquear al acosador e intentar cortar las vías de comunicación de inmediato. En el caso de que los mensajes abusivos sigan llegando, deberíamos guardar copias de las comunicaciones, no borrarlas. Esto servirá de soporte para el siguiente paso: acudir a las autoridades. Debido al aumento de los casos y a que cada vez más mujeres han alzado la voz, la legislación está cambiando para contemplar y dar atención a estos casos.
En este caso nos referimos a cualquier expresión que trivializa, glorifica o incita a la violencia de género. No debe confundirse con la libertad de expresión, que es un derecho universal, pero que tiene limitaciones en tanto entra en contacto con otros derechos. En la mayoría de los países, el discurso de odio está prohibido cuando incita a la violencia o acciones perjudiciales contra otras personas.
Uno de los escenarios que más se repite tiene que ver con el discurso de odio contra periodistas mujeres; sobre todo cuando se abordan temas históricamente dominados por hombres, como deportes, juegos o política.
Existen guías muy buenas en español para incorporar mayor seguridad y privacidad en el uso diario de la tecnología. Algunas de ellas están pensadas para mujeres, para protegerse de los peligros mencionados, o incluso para aquellas que quieren alzar la voz y participar activamente en la discusión de género. Les dejo unas que me parecieron bastante completas y claras:
Con respecto a las contraseñas:
Con respecto a la navegación:
En teléfonos móviles:
Utiliza software antivirus. Cualquiera que te guste, que sea bueno y conocido; pero cuidado con los falsos antivirus.
Esperamos que estos recursos y recomendaciones sirvan para prevenir actos de violencia en línea, y confiamos en que entre todos podamos tomar conciencia sobre prácticas arraigadas que lastiman y afectan a muchas mujeres en nuestra región.
© 2022 - Todos los derechos reservados.