Una encuesta de Mastercard a más de 5.000 propietarios de pequeñas y medianas empresas en cuatro continentes, incluyendo Latinoamérica y el Caribe, refuerza esta realidad: el 46% ha sufrido al menos un ciberataque en su negocio actual, y casi una de cada cinco empresas afectadas terminó por cerrar o declararse en bancarrota.
Entre los tipos de ataques más comunes figuran el hacking, el malware y el phishing, generando pérdidas financieras, reducción de la productividad y una crisis de confianza: el 80% de las empresas encuestadas afirmó haber tenido que reconstruir la relación con sus clientes y socios después de un incidente.
Frente a estas amenazas, el 86 % de las pymes encuestadas ha realizado ya una evaluación activa de riesgos y cuenta con un plan de prevención. Sin embargo, de acuerdo con la encuesta, solo el 23% se siente muy satisfecho con su plan actual y, nuevamente, solo otro 23% se considera muy capaz de identificar amenazas a tiempo. Saben que no están preparados y los ciberdelincuentes también lo perciben.
Uno de los retos más grandes recae en su propio personal: el 73 % de los dueños afirma que es difícil lograr que sus colaboradores tomen en serio la ciberseguridad, y apenas una cuarta parte se siente verdaderamente confiada en su aptitud para capacitarlos adecuadamente.
Frente a esta realidad, empresas como Mastercard han reforzado su enfoque en protección digital para las pymes, integrando herramientas de diagnóstico y monitoreo que permiten anticiparse a las amenazas y operar con mayor confianza.
Según informes de IBM, el costo promedio global de una filtración de datos asciende a 4.45 millones de dólares. Además, la recuperación tras un ataque puede ser un proceso largo y complejo, poniendo en riesgo la estabilidad y la continuidad de las empresas afectadas.
Frente a este panorama, la confianza se posiciona como un activo clave en el entorno digital. “Los esfuerzos en Mastercard van más allá de proteger la transacción: protegemos cada interacción. Estamos promoviendo nuevas ideas y enfoques para resguardar nuestro mundo digital”, indicó Walter Pimenta, vicepresidente ejecutivo de pagos comerciales y nuevos flujos de pago para América Latina y el Caribe en Mastercard.
Y agregó: “Nuestra visión de seguridad ofrece a nuestros clientes y aliados mayor visibilidad sobre los riesgos cibernéticos, así como mayor capacidad de adaptación y resiliencia. Protegemos sus sistemas mediante tecnología de inteligencia artificial de última generación, brindando tranquilidad a las personas y negocios a los que sirven, y resguardando también su reputación”.
Este enfoque ha llevado a la empresa a desarrollar soluciones innovadoras que no solo protegen las transacciones, sino que también fortalecen la reputación de los negocios.
La estrategia de Mastercard se basa en un ecosistema de seguridad que combina herramientas tecnológicas avanzadas y un enfoque colaborativo. La compañía evalúa anualmente 159 mil millones de transacciones mediante sistemas de inteligencia artificial que asignan puntajes de riesgo en milisegundos.
Este monitoreo constante permite anticiparse a los delitos, reducir los falsos positivos y mejorar la experiencia del cliente. En algunos casos, la tasa de detección de fraude se ha triplicado gracias a estas tecnologías.
Mastercard ofrece más de 100 soluciones de ciberseguridad para prevenir, detectar, identificar y resolver fraudes, estafas y ciberamenazas en general.
Desde 2020, Mastercard sumó más de 50 millones de pymes a la economía digital, enfocándose en generar confianza mediante alianzas con expertos en ciberseguridad e innovación accesible. Ofrece soluciones seguras para pagos físicos y en línea, adaptadas a las necesidades reales de las pymes.
Para acompañar su protección, lanzó el Mastercard Trust Center, que brinda recursos educativos y herramientas gratuitas en conjunto con la Global Cyber Alliance. Además, utiliza tecnologías avanzadas como biometría conductual y Decision Intelligence, que detectan fraudes analizando patrones de uso y generan puntajes de riesgo en milisegundos, mejorando la aprobación de transacciones legítimas.
Según Walter Pimenta, la ciberseguridad del futuro será casi invisible, personalizada y predictiva, por lo que anticiparse y seguir innovando es fundamental frente a las amenazas digitales en constante evolución.