robo sin contacto

Cómo las tecnologías NFC y RFID pueden
usarse para el robo sin contacto

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Todo lo que tenés que saber para evitar el robo sin contacto y proteger tu información ante fraudes con NFC y RFID.

 

El avance de las tecnologías NFC y RFID ha facilitado los pagos sin contacto, pero también ha dado lugar a nuevas modalidades de robo sin contacto. Los delincuentes pueden utilizar dispositivos portátiles para capturar información bancaria sin que la víctima lo note. En este artículo, exploramos cómo funcionan estas estafas y qué medidas de seguridad puedes adoptar para protegerte.

 

¿Qué es NFC y RFID?

 

Ambos métodos utilizan la misma tecnología NFC, pero la principal diferencia radica en el medio (tarjeta física frente a dispositivo móvil) y las capas adicionales de seguridad que los dispositivos móviles suelen ofrecer

Las tecnologías RFID (Radiofrecuency Identification, o identificación por radiofrecuencia) y NFC (Near Field Communication, o comunicación de campo cercano) se han vuelto cada vez más comunes en nuestra vida diaria. Estas tecnologías permiten la comunicación inalámbrica entre dispositivos, lo que facilita procesos como los pagos, el seguimiento de productos y el control de accesos.

 

RFID: la base para la identificación sin contacto

 

RFID utiliza ondas de radio para transferir datos entre un dispositivo lector y una etiqueta o tarjeta equipada con un chip RFID. Este proceso se produce sin necesidad de contacto físico, aunque sí una cercanía. Hay dos tipos principales de RFID:

RFID pasivo: No tiene batería propia y se activa únicamente por la energía de la señal de radio emitida por el lector. Se usa comúnmente en tarjetas de transporte, etiquetas de productos y documentos de identificación.
RFID activo: Cuenta con una batería interna, que permite la transmisión de señales a mayor distancia. Se usa más comúnmente en el seguimiento de mercancías, dispositivos de seguridad e incluso en automóviles.

 

NFC: una evolución de RFID

 

NFC, a su vez, es una versión más avanzada de RFID, que permite la comunicación bidireccional entre dispositivos. Mientras que RFID se limita a la comunicación unidireccional (del lector a la etiqueta), NFC permite el intercambio de datos entre dos dispositivos, como teléfonos inteligentes o tarjetas de crédito. Esta tecnología es muy utilizada en pagos sin contacto y transferencias de datos.

La principal ventaja de NFC es su practicidad, ya que permite pagos rápidos sin necesidad de introducir contraseñas y facilita la vida a consumidores y empresas.

 

¿Cómo se llevan a cabo las estafas NFC?

 

Si bien las tecnologías NFC y RFID son bastante convenientes, también tienen vulnerabilidades que los delincuentes han aprovechado para el robo sin contacto. Mediante el uso de dispositivos portátiles de lectura RFID/NFC, los delincuentes pueden capturar información de tarjetas o documentos que tienen chips RFID sin que la víctima se dé cuenta. Estos dispositivos son pequeños y discretos, lo que permite leer los datos de forma rápida y sin necesidad de contacto físico.

Estos dispositivos se pueden utilizar para el skimming, un tipo de fraude en el que los delincuentes copian los datos de la tarjeta de crédito o débito de la víctima y, en algunos casos, incluso realizan transacciones con esos datos. Vale aclarar que una vez capturados los datos se requiere un paso adicional como la clonación de tarjetas o el uso de datos robados en transacciones en línea) para realizar fraudes.

 

Cómo protegerse contra golpes de NFC e RFID

 

Los dispositivos de lectura NFC se utilizan cada vez más para llevar a cabo este tipo de robo. Esto hace que sea aún más importante utilizar medidas de protección para evitar que los delincuentes obtengan acceso a sus datos sin su conocimiento.

Algunos consejos sencillos y eficaces para proteger tus datos y evitar sorpresas desagradables son:

 

1) Establecé límites de pago bajos: Reducí el monto máximo por transacción para minimizar pérdidas en caso de fraude.

2) Usá autenticación biométrica o PIN: Protegé tus pagos con reconocimiento facial, huella digital o un código de seguridad.

3) Activá la tokenización: Usá billeteras digitales que reemplacen los datos reales de tu tarjeta con un número virtual único.

4) Desactivá NFC y pagos sin contacto: Si no usás esta función con frecuencia, desactivala para mayor seguridad.

5) Protegé tus dispositivos: Configurá contraseñas seguras y bloqueos biométricos para evitar accesos no autorizados.

6) Mantené tus dispositivos actualizados: Instalá las últimas actualizaciones para corregir posibles vulnerabilidades.

7) Monitoreá tus transacciones: Revisá periódicamente tu cuenta bancaria para detectar movimientos sospechosos.

8) Usá bloqueadores de RFID: Considerá el uso de fundas especiales para evitar la lectura no autorizada de tus tarjetas.

 

Podés leer el artículo completo en el siguiente enlace:

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